sostenibilidad ambiental

En la situación actual del planeta en la que no existen suficientes recursos disponibles para que los diferentes países continúen creciendo sin perjudicar directa y gravemente el medio ambiente, se plantea necesario la definición, evaluación y cuantificación del impacto que las diferentes actividades desarrolladas por el ser humano, ya sea a nivel de una empresa, de una región o de un país, tienen sobre el medio ambiente. Sólo cuando estas repercusiones se pueden medir, es posible su análisis, control y reducción.

Los indicadores de sostenibilidad ambiental constituyen una metodología para evaluar las incidencias de los procesos productivos sobre el medio ambiente. Estos indicadores permiten cuantificar el grado de responsabilidad y sostenibilidad ambiental de un individuo, organización o comunidad.

Entre los indicadores de sostenibilidad ambiental más utilizados podemos citar la huella ecológica, la huella de carbono, la huella hídrica y la huella social, los cuales se describen a continuación.

Huella ecológica: este indicador hace referencia a la demanda de naturaleza de una población, comunidad u organización. Concretamente, la huella ecológica de una población determinada es el área de medio natural necesaria para producir los recursos que consume y absorber los desechos que genera. Cuando el área necesaria es superior al área ocupada por dicha población se deduce que existe un déficit en el que se consumen más recursos de los que de forma natural se pueden producir y se generan más residuos de los que de forma natural se pueden absorber. Si utilizamos esta herramienta para analizar a la Humanidad en su globalidad, se llega a la conclusión que actualmente la Tierra necesita un año y cinco meses para regenerar lo que utilizamos en un año (www.footprintnetwork.org), lo cual es insostenible.

Huella de carbono: la huella de carbono es un indicador que hace referencia a los gases de efecto invernadero (GEI) emitidos en la práctica de una cierta actividad o en la fabricación y comercialización de un producto.

La huella de carbono se calcula sumando la totalidad de los GEI emitidos de forma directa o indirecta por la activad de un individuo, empresa, fabricación y comercialización de un producto, etc. y se expresa en masa de CO2 equivalente. Una vez se conoce la huella de carbono es posible poner en práctica una estrategia de reducción y/o de compensación de emisiones. La Norma ISO 14067 establece un marco de referencia internacionalmente reconocido para el cálculo de la Huella de carbono de un producto.

Huella hídrica: La huella hídrica es un indicador del uso del agua que abarca tanto el uso directo como el indirecto de un consumidor. La huella hídrica de un individuo, comunidad u organización se define como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo, comunidad u organización. La huella hídrica se calcula sumando el volumen de agua consumida, evaporada o contaminada, por unidad de tiempo o por unidad de masa.

Este indicador es clave puesto que el impacto de la actividad humana en los sistemas hídricos acostumbra a estar relacionado con el consumo humano, el cual frecuentemente acaba siendo responsable de problemas como la escasez o la contaminación del agua.

Otro factor a tener en cuenta es el hecho de que muchos países han externalizado de forma considerable su huella hídrica al importar bienes de otros lugares que requieren un elevado consumo de agua para su producción. Por ejemplo, para producir una taza de café son necesarios 140 L de agua.

Se ha elaborado y aprobado la Norma ISO 14046 la cual establece los principios, requisitos y directrices para una correcta evaluación de la huella de agua de productos, procesos y organizaciones, a partir del análisis del ciclo de vida.

Huella social: la huella ecológica cuantifica el impacto de la actividad de una empresa en materia humana, laboral y social. En la determinación de la huella social se utilizan factores como los empleos creados, el consumo desmesurado de recursos, el reparto de recursos y los excesos que se puedan producir en el sector productivo.

Las empresas, mediante las decisiones que se toman, crean más o menos puestos de trabajo, pueden poner en riesgo los derechos humanos, los principios y derechos fundamentales en el trabajo, pueden tener impacto sobre la cultura, etc. Por tanto, las prácticas laborales pueden o no gestionar correctamente las condiciones de trabajo y protección social, pueden sensibilizarse en mayor o menor grado con la salud y la seguridad en el puesto de trabajo y pueden realizar una apuesta clara y convencida sobre el desarrollo y formación de las personas. Todos estos aspectos dejan una traza en la sociedad que es lo que se intenta medir con la huella social.

Los indicadores de sostenibilidad ambiental permiten cuantificar el grado de compromiso de las empresas con el medio ambiente y con la sociedad. Así pues, las empresas social y ambientalmente responsables disponen de una herramienta, la certificación en cuanto a estos indicadores, la cual será indispensable en un futuro muy lejano para su posicionamiento en el escenario de los negocios internacionales.