aceite de ricino

La investigación y el desarrollo de nuevos productos químicos más sostenibles se consideran uno de los grandes retos de la industria química en la actualidad. La “química verde” trata de encontrar productos menos contaminantes o renovables a partir de material vegetal, con el fin de que substituyan materiales contaminantes obtenidos de fuentes no renovables. La recién elaboración de productos como los bioplásticos y los biocombustibles son ejemplos del actual interés en la investigación de nuevos productos alternativos a aquellos derivados del petróleo.

Aunque la industria química tradicional ejerce mucha presión en el mercado, los bioproductos representan actualmente una pequeña pero creciente parte del mercado de materias energéticas e industriales. Una de las especies vegetales que están siendo estudiadas con estos fines es el ricino.

El Ricino (Ricinus communis L.) es una de las 7.000 especies de la familia de las euforbiáceas, posiblemente originaria de Etiopia, África. La planta del ricino se encuentra de forma salvaje en suelos calientes, excepto en lugares muy secos. Hoy en día, su cultivo n solo se centra en regiones tropicales, sino también en gran cantidad de países, en todo el mundo, que poseen un clima temperado. Aunque las condiciones optimas para su cultivo se encuentran en: Brasil, Ecuador y el Sur de Asia. El ricino salvaje es una planta perenne en forma de arbusto o árbol, en cambio en zonas temperadas denomina la variedad arbustiva, una planta mucho más pequeña y anual.

Las condiciones optimas para su cultivo son: ausencia de heladas, suelos bien drenados y mucha luz. La irrigación del cultivo influye mucho en su producción, ya que su aumento se traduce en un mayor rendimiento. Lo ideal sería una irrigación de 450 litros/ m2, ya que el exceso de humedad a final del ciclo de crecimiento o durante la floración puede perjudicar su madurado.

A través de esta planta se pueden obtener varios subproductos como: la glicerina y los rematantes fibrosos ideales para la elaboración de fertilizantes orgánicos. El principal producto de esta planta es el aceite, llamado aceite de ricino o castor oil; en inglés. Según la variedad de ricino la cantidad de aceite contenido en las semillas variará. Y la calidad del aceite dependerá del método de extracción utilizado. La característica principal de este aceite es que posee propiedades químicas que lo hacen único. Está compuesto en un 90% de un único ácido graso (ácido ricinoléico) que contiene un radical hidroxilo que lo hace soluble en alcohol a baja temperatura, es muy viscoso y con propiedades físicas especiales. Tiene un peso molecular de 298 gramos/ mol, el punto de fusión en 5ºC y el punto de salificación de -12ºC a -18ºC. Estas características hacen que sea un producto de gran interés para la industria química como fuente de materia prima.

El aceite de ricino tiene una gran variedad de aplicaciones en la industrial, como por ejemplo: en la composición de pinturas, barnices, cosméticos, productos terapéuticos, lubricantes y combustibles de aviones, plásticos, nilón, etc. Actualmente se están estudiando las propiedades de este aceite para la producción de biodiesel. Los principales consumidores del aceite de ricino son los países desarrollados que destinan este producto como insumo de la industria química. Pero la posibilidad de producción de biodiesel a partir del aceite generará un nuevo mercado para este producto. Solamente este mercado sería capaz de absorber la totalidad de la producción actual de los países productores. Por otro lado, los grandes productores de ricino son India, China y Brasil. Estos tres países representan un 93% de su producción mundial, por lo que dominan el mercado en la actualidad.

Según lo expuesto, el aceite de ricino constituye en la actualidad una de las materias primas más importantes de la denominada ”química verde” debido a su amplio uso en las actividades industriales. Su alta composición en ácido ricinoléico lo convierte en un recurso interesante para la industria química y existe una gran demanda por parte de países como Francia, Alemania y Holanda. La elevada cotización del ricino en el mercado internacional respecto a otros productos vegetales y su creciente demanda, fomentan el interés por extender este cultivo en zonas temperadas, como es el caso de los países mediterráneos.