Es bien conocido que durante la producción de licor se lleva a cabo un proceso de  fermentación seguido por una destilación, en la cual el alcohol es separado del resto de la mezcla. Cuando, por ejemplo, se destila mosto fermentado de melazas para obtener alcohol etílico, se obtiene un residuo líquido de color oscuro llamado vinaza.

Así pues, las vinazas son el residuo de los procesos de destilación que llevan a cabo los productores de bebidas alcohólicas. Estos resiudos acostumbran a ser aprovechados a las alcoholeras, que acumulan los residuos de numerosos fabricantes para producir alcohol para uso industrial.

La cantidad de vinaza que se obtiene  por parte del productor de bebidas alcohólicas es del orden de 12 a 13 veces la cantidad de alcohol producido, lo cual implica que se genera un alto volumen de residuos. Esta vinaza contiene una relación promedio de 90% de agua y  10% de sólidos.

En cuanto a la composición de las aguas de vinaza, cabe destacar que contienen sustancias no biodegradables o muy difíciles de someter a un tratamiento físico-químico, debido a su elevada carga orgánica, salinidad y la presencia de sólidos en suspensión, por lo cual los métodos tradicionales no resultan suficientemente eficientes para obtener un efluente que pueda ser vertido o reutilizado, ni para destilar el alcohol que se encuentra en las vinazas.

Una de las mejores alternativas para su tratamiento es proceder a un proceso de concentración por evaporadores al vacío a múltiple etapa. Con este proceso se pueden tratar caudales elevados, como se acostumbran a encontrar en las alcoholeras, y alcanzar concentrados de unas 5 veces en volumen.

Gracias a los evaporadores al vacío para caudales elevados se obtienen los siguientes resultados:

  • Se obtiene el alcohol para uso industrial.
  • Se obtiene agua limpia que se puede reutilizar o verter sin peligro.
  • Se obtiene un concentrado de residuos que pueden ser valorizados mediante su transformación en energía.

Dado que las vinazas de la columna de destilación suelen descargarse a unos 85ºC., el concentrado que se obtiene tras el proceso de evaporación puede utilizarse como combustible por su aceptable poder calorífico en calderas de biomasa, mezclado con otros combustibles sólidos.

Otra alternativa es la biometanización mediante reactores biológicos con micro organismos anaerobios. El sistema debe completarse con sistemas aerobios para obtener los parámetros de vertido.

Es una tecnología que permite tratar grandes volúmenes de aguas residuales en un tiempo corto. Además, dado que estos procesos no requieren de sistemas de aeración y a que pueden operar a temperaturas cercanas a la ambiente (entre 25 y 35ºC) su costo de operación es realmente bajo.

Otra de sus grandes ventajas está relacionada a la recuperación de energía, ya que se obtiene como subproducto de este proceso un gas compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono conocido como biogás, el cual puede ser utilizado como un combustible alternativo para usos diversos dentro de la misma planta, tales como el calentamiento de calderas, hornos y hasta en la alimentación de generadores de electricidad.